Continuaron las providencias para introducir en la plaza la artillería, municíones y demas efectos abandonados por el enemigo, y para el efecto se habilitaron las cortaduras del puente de S. Antonio. Los Alcaldes ordinarios pasaron al campo para providenciar se enterrasen con cal los muchos cadáveres ingleses que habia insepultos que podian infestar la atmósfera y producir resultados funestos. Se recogieron 28 dispersos de los enemigos.
La invasión británica a Puerto Rico de 1797
Relato tomado de "Memorias geográficas, históricas, económicas y estadísticas de la isla de Puerto Rico" Tomo 3, escritas por Don Pedro Tomás de Córdoba en la década de 1830.
http://www.fortunecity.com/victorian/churchmews/1216/Invasion1797.html
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